Hace ya varios años que escucho en conversaciones aisladas un tema común. Dónde están los lideres occidentales de postguerra. Un Truman, un De Gasperi, un Adenauer, un Churchill, un De Gaulle. En otras conversaciones también se dice que los lideres de hoy no se comparan ni siquiera con otros estadistas más recientes: Reagan, Thatcher, Merkel, Felipe Gonzàlez. Notablemente un especialista en lideres como Henry Kissinger en su última obra[1] hace referencia a estadistas ya muertos…
Puede uno estar o no de acuerdo con las ideas de estos grandes personajes; o bien aprobar o desaprobar su desempeño al mando de sus países. Pero lo que no puede nadie es negar la respetable estatura moral con la que condujeron su actuación pública. Si no tuvieron siempre la meta de un mundo mejor al menos tuvieron como norte lograr una situación mejor para sus respectivos países – actuando en la defensa de la plena vigencia de conductas republicanas, defendiendo la democracia como sistema y la libertad como un valor fundamental.
Mirar viejas fotografías de la sede de la amplia y falible Democracia Cristiana italiana en la Piazza del Gesù en Roma es leer el lema “Libertas”, que daba por sentada, en las condiciones endebles de la Italia de la posguerra, la vigencia de la república y la democracia.
Esos lideres que ya no están eran, comparativamente y en la perspectiva histórica, verdaderos gigantes de estatura moral.
Por nuestras tierras
Argentina es un país en el que la palabra libertad está asociada por un lado con el liberalismo, hasta hace poco repudiado en el campo electoral, y por el otro con derechos individuales y colectivos crecientes. Ni siquiera podemos ponernos de acuerdo en el contenido de una palabra…
Argentina es también una tierra en que los liderazgos son mucho más fundamentalmente discutidos que en otros países de cultura política más apacible y consensual. Hay pocas figuras históricas en el país que no generen interminables polémicas en buena parte de los ambientes. Tenemos en el presente terribles casos testigo de liderazgos con enanismo moral. Buscaremos recorrer sólo algunos pocos ejemplos con la mayor objetividad que sea posible: el prisma con que serán juzgados está inspirado en el artículo de la Constitución Nacional.
“Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados[2]”.
Pero me resultó claro que este enunciado como pocos en nuestra Constitución es absoluto y busqué alguna discusión sobre la limitación a esta visión absolutamente intimista sobre las acciones privadas. La encontré en un artículo publicado en 1999 por el Dr. Santiago Legarre en La Ley[3].
“Las acciones privadas de los hombres ofenden de algún modo al orden, a la moral pública y perjudican a terceros cuando producen un daño a sus familias o a la sociedad en las que tales acciones repercuten o a sí mismos, pues nadie puede consentir válidamente que se le inflija un serio daño”.
El ex jefe de gabinete y expresidente Alberto Fernández está sospechado de haber golpeado y abusado repetidamente de su pareja Fabiola Yáñez tanto en edificios privados como públicos; en una pareja de manipuladores y especuladores siempre será difícil tener certeza sobre los hechos. De probarse la veracidad de la acusación obviamente la estatura moral del presidente que proclamaba su condición de feminista habrá sido jibarizada. El propio hecho de que la opinión pública le crea a la señora Yáñez ya prueba que la percepción que se tiene del Dr. Fernández no es la de un gigante moral. A posteriori han surgido pruebas evidentes de su actitud seductora y fanfarrona en privado, es cierto, pero en entornos de muy alta representatividad institucional como la Casa Rosada y la residencia de Olivos…
El diputado misionero Germán Kiczka y su hermano Sebastiàn tienen, como cualquier individuo, sus preferencias sexuales. En la intimidad y en relaciones entre adultos consensuales, nadie debería ni enterarse ni escandalizarse por nada. Pero la acusación hacia los hermanos Kiczka señala que ambos ofendieron a la moral pública que no aprueba la pedofilia. Además, habrìan afectado grave y quizás irreparablemente no sólo a los terceros menores a quienes de ese modo habrían vulnerado; sino que además no podrían escapar de haber generado un tremendo impacto en sus propias familias. Hubo una época en que ser legislador nacional o provincial fue no sólo una carga pública sino un honor que se otorgaba a individuos de trayectoria significativa y por supuesto de una gran estatura moral.
Tras estos dos ejemplos de conductas privadas que exceden el marco de la intimidad consagrada por la Constitución, veamos dos ejemplos de conductas públicas que a todas luces son motivo de condena pública.
La expresidente y vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner ha sido encontrada culpable por un tribunal de primera instancia y enfrenta juicios penales por una buena cantidad de causas. La práctica política, la jurisprudencia y la ley no le impiden ser candidata a otros cargos públicos hasta que no exista una sentencia firme de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Su nivel de aprobación pública es realmente bajo para una persona que en algún momento ganó una elección presidencial en primera vuelta y tuvo que esconderse detrás del appartchik[4] Alberto Fernández para que el partido que aún hoy lidera pudiera recuperar el poder en 2019. La situación real y no la procesal la asocia a una mínima estatura moral a los ojos de una vasta mayoría de sus conciudadanos.
El juez federal Ariel Lijo ha sido propuesto para ocupar un asiento en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Suprema – ne plus ultra, requiere una ejemplaridad y objetividad casi inhumanos. Justicia – lo que corresponde a cada uno en todos los planos de la vida. Naciòn – más allá de un grupo o facción para todo el conjunto de la Argentina. La cantidad de sumarios y causas con pruebas concretas que acumula el juez Lijo lo hacen ya incapaz de cumplir con su función de impartir justicia en primera instancia (“unfit for office”): su estatura moral no le alcanza para el rol actual. ¿Cómo podría cumplir con la más alta posición en la magistratura del país alguien percibido en forma muy mayoritaria en la propia Justicia y por sus colegas abogados como lejos de la estatura moral necesaria?
¿Qué podemos hacer?
El ciudadano con conciencia republicana no puede dejar pasar estos hechos sin más. Todos los miembros de Fundación Andes deben hablar explícitamente de estos casos en los ambientes en que tengan influencia.
Los ciudadanos preocupados por estas conductas públicas y privadas debemos trabajar para que se pongan en práctica los mecanismos constitucionales, judiciales y policiales que correspondan. Un país con vocación de grandeza no puede ser liderado por enanos morales. La estatura de los lideres condiciona fuertemente la conducta pública de todos los ciudadanos y la posibilidad de una vida y un desarrollo armónico para la sociedad argentina en su conjunto.
(*) Presidente de la FUNDACIÓN ANDES
[1] “Liderazgo: Seis Estudios Sobre Estrategia Mundial”. Henry Kissinger, Vol. 1. Editorial Debate, 2023
”.
[2] Cita de https://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm#:~:text=Art%C3%ADculo%2019.%2D%20Las%20acciones%20privadas,la%20autoridad%20de%20los%20magistrados.
[3] “Ensayo de la delimitación de las Acciones privadas de los hombres"´. Legarre, Santiago
Publicado en: LA LEY1999-B, 1266 - LLP 2000, 01/01/1999, 160 Cita Online: AR/DOC/20910/2001
[4] Un miembro jerárquico de un partido político de gran envergadura.